Tener una idea innovadora puede ser más o menos fácil, pero protegerla para sacarle beneficio económico es un camino lleno de complicaciones y que requiere mucho dinero
DOMINGO, S. (13 de agosto de 2023). ¿Cómo patentar? Un enfermero investigador cuenta su experiencia. Diario Médico. Recuperado de www.diariomedico.com
"Me he acostumbrado a que cada problema que me encuentro mientras trabajo verlo como una oportunidad, porque siempre detrás de una innovación hay una carencia en cuidados, hay necesidades no cubiertas", dice Francisco Julián García, enfermero en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada. Detectar un problema o una carencia en un dispositivo de salud es el primer paso para llegar a una innovación. Pensar cómo solucionarlo con algo que ya existe o con la creación de un nuevo producto es lo realmente innovador. El primer paso y más importante es encontrar esa idea. Pero después, lo es el dinero. "Porque sin dinero ni se puede proteger ni se puede trabajar".
El Consejo General de Enfermería le pidió a García que elaborara una pequeña guía sobre los pasos a seguir para patentar un dispositivo, qué hacer desde que surge la idea hasta que se consigue patentarlo y sacarle rendimiento, detallando los diferentes tipos de protección y documentación necesaria. No es un camino de rosas, pero es posible.
En el proceso creativo del nuevo dispositivo suelen intervenir varios profesionales, sanitarios o no (médicos, enfermeros, informáticos, ingenieros, abogados, psicólogos...), según los conocimientos que requiera la idea. Para evitar problemas futuros lo mejor es acordar y concretar por escrito los porcentajes de autoría desde el principio del proyecto. De esta manera, aunque los profesionales se incorporen en diferentes fases de trabajo, cada uno sabrá lo que le corresponde. "Es algo muy subjetivo y se puede ser más o menos generoso". Un ejemplo: al principio del proyecto el que tiene la idea aporta el 100%, pero todos los que intervienen también aportan. Si un ingeniero mecánico se incorpora solo para la elaboración del dispositivo, en una fase más avanzada del proyecto, puede querer más porcentaje porque en ese momento está aportando más que el resto del equipo. Por eso es importante fijarlo desde un principio.
García recomienda, una vez que se tenga la idea, ponerse en contacto con la unidad de innovación del centro donde se trabaje o buscar una unidad de innovación externa, ya sea de otro hospital o con las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) presentes en las universidades. "En mi caso, cuando trabajaba en el Hospitla La Paz de Madrid, comenté la idea que tenía por casualidad con mi supervisora y me derivó al Idipaz, donde me orientaron con todos los trámites", explica García.
La unidad de innovación suele facilitar un documento para explicar el proyecto, qué lo hace diferente, en qué consiste el dispositivo, en qué se diferencia de lo que hay ya en el mercado, así como el investigador principal y coautores. Con esta información realizarán una búsqueda a nivel mundial para saber si ya existe en el mercado y si es posible su protección, y si lo ven viable es le momento de buscar el dinero para desarrollar la idea presentándose a programas de financiación.
Una vez que se ha tenido la idea y se ha comprobado que no hay nada igual, el objetivo es conseguir un retorno de la inversión, para lo cual es conveniente proteger el dispositivo por vía de patente o por modelo de utilidad. ¿Qué diferencia hay?
La protección vía patente reconoce al propietario el derecho por el que se le habilita para la explotación y única exclusiva del invento en cuestión durante un plazo de 20 años improrrogables. Para ello, la innovación tecnológica sanitaria debe ser un producto novedoso que no exista, una actividad inventiva y debe ser susceptible de aplicación industrial. Una vez protegido el dispositivo se puede vender la patente a un laboratorio, ceder la licencia de venta a quien se ocupe de la explotación del dispositivo y por el cual se pagará una licencia según las ventas al propietario o se puede crear una empresa relacionada con el dispositivo, ya sea una spin-off si la unidad de innovación es accionista o una startup si se va de forma independiente. Así, hay diferentes tipo de patentes: española, europea e internacional (PCT).
Presentar la solicitud de patente no garantiza que te la otorguen, por lo que es necesario hacer una defensa bien redactada y fuerte del dispositivo, para lo cual hay especialistas en este cometido. Una vez presentada, los expertos que valoran el producto pueden denegar todas o algunas de las reivindicaciones por las que se solicita la patente, en cuyo caso se pueden o eliminar de la memoria, lo que dejaría sin protección parte de la idea, o volver a defenderlas, lo que implica mayores costes.
La protección por modelo de utilidad reconoce el derecho de explotar en exclusiva una invención, impidiendo a otros su fabricación, venta o utilización si consentimiento del titular. En España, este modelo tiene una duración de 10 años y es un proceso más sencillo y económico. Para solicitarlo debe ser un producto novedoso y ser susceptible de aplicación industrial.
García cuenta con varias patentes en el mercado y alguna en proceso. Según su experiencia lo más complicado es conseguir la financiación para abordar este proceso. "Me he presentado a muchos programas y no me han seleccionado. Cuando esto pasa, no significa que tu proyecto sea malo, sino que hay otros que interesan más". Reconoce que durante la pandemia interesaba más todo aquello relacionado con la covid-19.
Es importante también tener en cuenta que es incompatible publicar algo sobre el producto antes de patentarlo porque "rompería uno de los requisitos de patentabilidad, dejaría de tener novedad mundial, y por lo tanto la patente sería directamente denegada", comenta García. Pro eso, a la hora de negociar con empresas antes de conseguir la patente se deberían firmar acuerdos de confidencialidad.
De los tres requisitos que se necesitan para patentar (novedad, aplicación industrial y actividad inventiva) García considera este último muy subjetivo y que limita mucho los registros. Y un coste extra, porque al cambiar las reivindicaciones suelen conceder la protección". Pero estos obstáculos no han cesado el ímpetu de García, un ejemplo que patentar es posible. También en Enfermería.