Beba café y su salud se lo agradecerá


 

Su consumo moderado reduciría el riesgo de muerte por infarto

También protegería contra la diabetes o el parkinson

Una segunda o incluso una tercera taza de café al día pueden ayudarle no sólo a sobrellevar su cansancio durante el día, sino a mucho más. Así lo refleja un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard que publica hoy la revista Circulation, y que señala que el consumo de esta bebida, siempre que sea moderado, podría protegernos contra varias enfermedades.

La investigación sostiene que tomar como máximo cinco tazas de café al día [justamente la cantidad fijada por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria] reduciría el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular, diabetes, algunas enfermedades neurológicas o, incluso, por suicidio. Los datos se han obtenido del seguimiento durante unos 30 años de más de 200.000 hombres y mujeres de los que se estudiaron sus hábitos de vida y su consumo de café diario, un tiempo suficiente para sacar importantes conclusiones respecto a esta bebida.

La más importante de todas es que una taza de café reduce el riesgo de morir por una enfermedad cardiovascular como el infarto, algo que, en realidad, no es nuevo, ya que estudios previos ya habían sostenido que tres o cuatro tazas de esta bebida reducían la prevalencia en las venas de calcio coronario, lo que influiría en el buen estado de los vasos sanguíneos, y por tanto, alejaría el riesgo de esta complicación. También se han estudiando los beneficios anti obesidad del café, y se ha observado que esta bebida lucharía contra la aparición de grasa visceral.

En opinión de Vicente Arrarte, vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, este estudio "es un nuevo apoyo hacia lo que ya se estaba viendo y que vendría a apoyar la teoría de que el café no es tan malo como se creía". Para este cardiólogo, que apunta, no obstante, que, a su juicio, "los beneficios del café todavía no están fuertemente demostrados", éstos tendrían su justificación, sobre todo a nivel cardíaco, en base a que "el café es un antioxidante muy potente", y por tanto, "podría tener cierta protección a una dosis normal".

También en el descafeinado

Aunque los beneficios a nivel cardiovascular de una de las bebidas más consumidas del mundo ya se habían documentado, todavía existen aspectos que no estaban totalmente claros y sobre los que este estudio aporta nuevos datos. Por ejemplo, la publicación de Circulation señala que los efectos positivos del café se dan tanto en el descafeinado como en el que tiene sí cafeína. Según los autores del estudio, "esto sugiere que hay otros componentes en el café además de la cafeína que podrían desempeñar un papel beneficioso", aunque haría falta investigar más para clarificar este punto.

Igualmente, el trabajo ha servido para evidenciar otra curiosa asociación: quienes más café beben son más propensos a fumar y a beber alcohol. En opinión de Arrarte, es quizás este vínculo con el tabaco el responsable de "esa leyenda negra" del café que hacía que muchos clínicos se resistieran a recomendar este estimulante. Pero ahora, esta investigación despejaría esta incógnita, ya que para cerciorarse de que los beneficios también se cumplían en los no fumadores, se repitió el análisis con estas personas, y vieron que los efectos protectores del café eran incluso más evidentes en este grupo.

Beneficios contra el párkinson y la diabetes

Los resultados también han arrojado un impacto positivo del café en las muertes provocadas por otra importante enfermedad: la diabetes tipo 2. Según los autores, habría varios mecanismos biológicos que podrían explicar esto: "El ácido clorogénico, quinídeo, los lignanos, la trigonelina y el magnseio presentes en el café reducen la resistencia a la insulina y a la inflamación sistemática", escriben. "Al fin y al cabo, la diabetes es una enfermedad cardiovascular", apunta Arrarte, por lo que, podría ocurrir que el café también protegiera contra ella.

El párkinson, según sostiene el estudio, es también es una enfermedad que se beneficiaría de una ingesta moderada de café, ya que su consumo atenuaría la pérdida de dopamina, un neurotransmisor que ayuda a controlar los movimientos musculares y cuyo déficit es clave en esta enfermedad. Finalmente, y aunque quizás esta sea la más difícil de sostener de todas, se ha observado una asociación inversa entre tomar café y el riesgo de suicidio, lo que indicaría que el consumo de esta bebida podría, además de los anteriores, tener efectos antidepresivos.

En definitiva, nuevas evidencias científicas que van derribando mitos sobre una bebida que cuenta con tantísimos amantes en todo el mundo y que, siempre que se consuma moderadamente, puede ofrecer importantes beneficios para la salud a varios niveles.

Cómo afecta el cambio de hora a nuestro organismo

Los psicólogos coinciden en las consecuencias más comunes, como la alteración del sueño o el ánimo, y alertan sobre «la situación especial» de la gente con patología depresiva

Fuente:ABC

 

Cada vez que aparece un cambio, aumentan los mitos sobre su posible incidencia en nuestra manera de afrontarlo. Dos veces al año, a las dos de la madrugada, le toca el turno a la hora, que se atrasa o se adelanta sesenta minutos. Se modifica nuestra rutina como medida de ahorro energético, y este parece ser uno de los únicos puntos en los que todos coinciden.

La madrugada del sábado al domingo debemos adelantar una hora nuestros relojes pero, ¿y luego qué? Trastornos en el sueño, decaimiento del ánimo, aumento de los infartos, insomnio... ¿Son estas secuelas ciertas? ¿Cómo nos afecta realmente dormir una hora más?

A pesar de que los expertos difieren, sobre todo en matices, en la mayoría de las contraindicaciones derivadas de esta modificación, no sucede lo mismo con los beneficios. Además del citado ahorro energético, que repercute entre otras cosas en el bolsillo de los ciudadanos y por tanto resulta positivo, poco rendimiento cosecha el cuerpo humano del cambio de hora según los especialistas.

«Son los niños, que tienen más tiempo libre del que disfrutar, o los adolescentes, que aprovechan que el día es más largo para salir y llegar más tarde o dormir más, los que lo disfrutan», sostiene Nuria Ruiz Gómez, psicóloga de Sanitas. Tampoco los jubilados suelen tener problemas para adaptarse al nuevo horario porque, según la experta, «no tienen uno estable» al que atenerse, es más flexible. Sin embargo, «la gente de mediana edad, desde los 25 a los 55 años, sí se ve afectada. La jornada laboral, los hijos y, en general, su rutina, se ve modificada y les cuesta habituarse», asegura.

Más cansancio, confusión y menos tiempo para realizar las actividades cotidianas hacen que las personas acometan sus tareas con menos energía de lo normal. «Obviamente todo depende de la persona, cada una es un mundo, y del organismo», comenta Ruiz.

Aunque a grandes rasgos Valentín Martínez-Otero, Doctor en Psicología, coincide con Nuria Ruiz, afirma que «la disminución de horas de luz y la bajada de las temperaturas suelen traducirse en una inhibición (alteración de las actividades) y por consiguiente una mayor propensión a estar en casa, limitando tanto las relaciones físicas como las sociales».

Para Martínez-Otero no debería tener impacto más allá de que pueden verse trastocadas ciertas actividades al aire libre, ya que la gente podría mostrarse reacia a salir de casa «por el frío». Sí alerta, en cambio, de las consecuencias a la hora de conducir u otras ocupaciones que requieran de control. «Deben extremar las precauciones porque la somnolencia limita la capacidad de reacción, y eso puede ser peligroso cuando se está al volante».

Los deprimidos, los más vulnerables

Para el experto, los más vulnerables son las personas con patología depresiva. «Se puede agravar su situación y precisan un especial cuidado porque aumenta la melatonina, que es la responsable del letargo en animales, y a nuestra especie le provoca fatiga, decaimiento y falta de energía». Para Martínez-Otero, la depresión no es ninguna tontería, por lo que recomienda poner su situación en «conocimiento de un especialista», no de cara al domingo, sino a lo largo de toda la semana.

Ambos especialistas coinciden en el tiempo de adaptación: tres días o, a lo sumo, una semana. «Es como el jet lag», sostiene Nuria Ruiz.  

«No hay que darse por vencido, sino seguir adelante y ser fuerte»

La enfermedad inflamatoria intestinal se manifiesta en brotes, con úlceras en la mucosa digestiva que dificultan comer y llevar una vida normal. L0s casos van en aumento

Fuente:ABC

 

A Sofía, de 5 años, le gusta jugar a los médicos, tal vez porque la mayor parte de su vida la ha pasado visitándolos. Nacho, de 15, disfruta con el fútbol y preparando comidas a sus padres. Aparentemente ambos tienen poco en común. Sin embargo, los dos acuden puntualmente a sus citas en la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Hospital Universitario Niño Jesús, de Madrid. Allí les atiende el equipo de la doctora María José Martínez Gómez. En su despacho, en un tablón, están las fotos sonrientes de muchos de los niños que pasan por sus manos. Nacho dice de los médicos y enfermeras que le atienden que «son como una pequeña familia». En el hospital se siente seguro cuando el dolor arrecia. Sabe que se lo controlarán, explica Arantxa, su madre. Sofía siente parecido: «Ayer preguntaba si podía quedarse a dormir en el hospital. Desde hace cuatro años la conoce todo el mundo y es muy popular. Se siente segura», explica Mari, su madre.

«No hay que darse por vencido, sino seguir adelante y ser fuerte»
Belén Díaz
De origen autoinmune, la enfermedad inflamatoria intestinal engloba la colitis ulcerosa, como la que padece Sofía, y la enfermedad de Crohn, que probablemente afecta a Nacho. Son crónicas y cursan con brotes. Nacho lo sabe bien desde hace más de un año, cuando empezó a experimentar dolor y sangre en las heces. Se quedó en 32 kilos. El primer brote siempre es el peor, resalta la doctora Martínez. Sofía está ahora en pleno brote, explica Mari, su madre. Y no puede ir al colegio. Diarrea líquida y frecuentemente sanguinolenta asociada a urgencia para ir al baño, dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso son la firma de la enfermedad inflamatoria intestinal, que afecta a una de cada 3.000 personas. También Sofía perdió peso antes de venir al hospital. «Entró desnutrida. Cuando comía se sentía mal y no probaba bocado», explica su madre.

La desnutrición es una de las secuelas a atajar porque puede afectar al crecimiento y la correcta calcificación de los huesos. También puede provocar anemia. Se recurre a la alimentación enteral, con preparados líquidos de composición definida para cubrir las necesidades nutricionales. Además , explica la doctora Martínez, permite que la mucosa ulcerada del tubo digestivo se recupere. El mismo efecto que se logra con los corticoides, pero sin afectar al crecimiento ni la osificación. Las úlceras pueden formarse a lo largo de todo el tracto digestivo (desde la boca al ano) en la enfermedad de Crohn, o reducidas al colon, en la colitis ulcerosa.

Gracias a esos «batidos» Nacho y Sofía, como otros pacientes, consiguen recuperar su peso. Tal vez porque ahora no puede comer otras cosas, Nacho se ha aficionado a la cocina. Es un gran admirador del programa Master Chef Junior. Alterna la cocina con la «play» ya que ahora no puede jugar al fútbol, que tanto le gusta.

No sólo el crecimiento físico preocupa a los expertos que lidian con esta patología, también el intelectual. Por eso se ocupan de que los chavales afectados tengan profesores de apoyo cuando no pueden ir a clase. También es importante ayudar a los padres, especialmente a las madres, que suelen ser las cuidadoras, porque les resulta difícil cumplir su horario de trabajo. Tanto Mari como Arantxa han tenido que reducir su jornada laboral. Afortunadamente hay una ley que les permite recibir su sueldo completo, porque se trata de una enfermedad grave de sus hijos. De ahí que integrar en el equipo de atención hospitalaria, una asistente social sea tan importante.

Además de las molestias físicas que esta patología acarrea, también hay «pequeños» contratiempos sociales. Sofía siente en ocasiones la falta de tacto de sus compañeros, que aún son pequeños para pensar cómo sus comentarios pueden hacer sentir a los demás. Nacho no tiene ese problema. Sus amigos son ya mayores y él es un chico muy popular. Mientras estuvo ingresado tenía que recibirlos «en el teatro del hospital, porque venían en grandes grupos», resalta su madre.

Ahora Nacho se está sometiendo a un ciclo de leucocitoaféresis. Periódicamente tiene que «enchufarse» a una máquina que limpia su sangre de sustancias inflamatorias que causan heridas en su mucosa digestiva. Pese a que su tratamiento se alarga, no pierde la sonrisa mientras explica que ha decidido aparecer en este reportaje para dar ánimos a quienes pasan por una situación parecida: «No se tienen que dar por vencidos, tienen que seguir adelante y ser muy fuertes».

Hoy sábado irá a ver jugar a su equipo, el Aravaca. Nacho es seguidor del Atlético de Madrid y cuando lo dice su madre bromea con él: «Es un sufridor nato». Los dos ríen. Unos minutos antes, cuando Nacho estaba enchufado a la máquina y no podía oírla, Arantxa, más seria, explicaba que «es muy duro ver sufrir un hijo. Pero me he venido arriba para ayudarle y servirle de apoyo». Afortunadamente para Nacho y Sofía, esta enfermedad, aunque tediosa, tiene buen pronóstico, resalta la doctora Martínez.

La alimentación, decisiva

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