El primer marcador para detectar precozmente el cáncer de ovario

Fuente: ABC

Un estudio ha identificado seis ‘bits’ de material genético o isoformas de ARNm que únicamente están presentes en las células del tumor de ovario, pero no en las sanas

ASACO
Síntomas de alerta del cáncer de ovario
 

Uno de los problemas más importantes en el cáncer de ovario es la ausencia de marcadores que alerten de su presencia y que permitan un diagnóstico y tratamiento precoz. Ello hace que el cáncer de ovario se diagnostique, en muchos ocasiones, demasiado tarde: se calcula que el 80% de los casos se diagnostica de forma tardía. Pero es posible que por fin se haya encontrado el ‘chivato’ adecuado para el cáncer de ovario.

Un equipo de investigadores de la Universidad de California y del Centro del Cáncer Moores (EE.UU.), afirma haber encontrado el biomarcador idóneo: los expertos han identificado seis ‘bits’ de material genético o isoformas de ARNm que únicamente están presentes en las células del cáncer de ovario, pero no en las células sanas. Según los expertos, esta información abre la posibilidad de emplear estas piezas de material genético para detectar el cáncer de ovarios es las fases más iniciales. Pero además, destacan los expertos, debido a que estas isoformas de ARNm codifican determinadas proteínas podrían ser usadas para desarrollar nuevos medicamentos. El estudio se publica en «PNAS».

El ADN contiene todas las instrucciones necesarias para la vida, genes incluidos, mientras que el ARNm son copias complementarias de esos genes. Además, según los investigadores, el ARNm contiene cientos de copias en cada célula, lo que facilitaría la identificación del material genético cancerígeno.

Todos los genes

Utilizando la información del Atlas del Genoma Humano (TCGA) y del Programa de Expresión de Genotipos, los científicos analizaron la secuencia de ARNm de 296 tumores de ovario y de 1.839 tejidos normales. Gracias a sofisticadas técnicas de bioinformática identificaron estas seis moléculas genéticas específicas para los cánceres de ovario, información que validaron posteriormente en análisis de laboratorio con células humanas.

A la espera de que un ensayo clínico confirme la viabilidad de este marcador en la identificación precoz del cáncer de ovario, los investigadores reconocen que los datos son muy esperanzadores. Además, añaden, tienen el potencial para diseñar nuevos tratamientos.

El cáncer que no avisa

Las personas con esquizofrenia viven 20 años menos que la población general

La enfermedad es la tercera causa de discapacidad entre la población de 15 a 44 años de edad, lo que causa que el 70% de los costes de este trastorno mental grave sean indirectos por la pérdida de productividad

Fuente: ABC

 

La esquizofrenia afecta aproximadamente al 1% de la población adulta de Europa y Estados Unidos, lo que supone unos que 4,4 millones de pacientes diagnosticados de los cuales 400.000 son españoles, según los datos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam). Aunque el número de pacientes afectados es menor al de patologías crónicas como puede ser la diabetes o la hipertensión, lo cierto es que actualmente es la tercera causa de discapacidad entre la población de 15 a 44 años de edad. Lo que supone, según David McDaid, coordinador de la Red Europea de Economía en Salud Mental, que conlleva una gran carga económica.

El coste de la esquizofrenia en España es similar al de la diabetes, unos 8.000 millones de euros con la diferencia que «la diabetes afecta a tres millones de personas y la esquizofrenia solo a 400.000». Esto nos permite hacernos una idea de la carga económica, sugiere el experto.

El comienzo de los síntomas ocurre generalmente al final de la adolescencia o en adultos jóvenes. La edad media de un primer episodio es de aproximadamente 21 años en los hombres y 27 años en las mujeres. Además, hay que tener en cuenta la posibilidad de recaídas después de un primer episodio de esquizofrenia, aproximadamente un 16% sufrirá un nuevo episodio, entendido como un empeoramiento de los síntomas psicopatológicos así como de una rehospitalización al año y el 80% a los cinco años.

«El coste de controlar los problemas de salud física es el doble en personas con esquizofrenia. Porque una mala salud física les lleva a tener una peor calidad de vida, a que aumenten sus ingresos hospitalarios con los años y no tanto por su esquizofrenia sino por los problemas asociados», expone McDaid. De hecho, según el experto, se estima que las personas con esquizofrenia viven de media unos 20 años menos que la población general.

El objetivo de los expertos es conseguir que los pacientes pasen el mayor tiempo posible sin recaídas, por ello las líneas actuales de actuación entre los especialistas en esquizofrenia se están centrando en la intervención precoz e intensiva en esta fase de la enfermedad. «Si queremos tener éxito en nuestro empeño de mejorar el tratamiento y el pronóstico de la esquizofrenia es fundamental tener una visión de la enfermedad en su conjunto y no solo a través de distintos aspectos específicos que la componen», ha explicado Benedicto Crespo-Facorro, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander).

Intervención global

En este sentido, Celso Arango, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid) explica que si se logra toda una intervención global, tanto farmacológica como psicoterapéutica junto con la implicación de las familias, entre el primer y el segundo episodio psicótico, «se podría llegar a modificar el curso de la enfermedad».

En su opinión, «se evitaría que se produjera una cascada de eventos negativos a nivel cerebral así como la aparición de la toxicidad social, entendida como rechazo, pérdida de trabajo y estigmatización, lo que todo junto predice un peor pronóstico para el pacientv.

Otra iniciativa que podría ayudar a mejorar el tratamiento son las unidades de intervención inicial integrales desde los primeros episodios psicóticos, que ya existen en países como Reino Unido, Suecia, Dinamarca o Estados Unidos, pero que en España son testimoniales. Estas unidades, en las que se cuenta con las familias, los médicos y los servicios sociales, permiten que más pacientes se recuperen al tener menos recaídas, menos ingresos hospitalarios y un mejor funcionamiento. 

Una nueva técnica quirúrgica repara el ligamento cruzado y evita el injerto

La Clínica Universidad de Navarra trata con éxito a los primeros pacientes en España

 
CUN
La técnica permite una rápida recuperación del paciente
Fuente: ABC

Suturar en lugar de implantar. Ningún equipo médico había conseguido de una forma generalizada reparar el ligamento cruzado anterior de la rodilla sin recurrir un injerto hasta que hace cuatro años un grupo de cirujanos de suizos desarrollaron una nueva técnica utilizando el propio ligamento lesionado. Esta técnica experimental, se ha probado ahora con éxito en la Clínica Universidad de Navarra, en Pamplona, y mañana viernes se presentarán los primeros casos en el Congreso Internacional de Rodilla y Artroscopia que se celebra en Madrid. Hasta el momento, la técnica solo se había probado en algunos hospitales de Suiza y de Alemania.

La nueva estrategia consiste en suturar el ligamento con un hilo de polietileno que se introduce a través del fémur y se tensa con la ayuda de un implante colocado en la tibia. Así los cirujanos establecen las condiciones óptimas para que se ponga en marcha la curación natural del ligamento roto. La regeneración del ligamento es promovida por un procedimiento de microfacturas «que posibilita que las células madre del hueso cercano se acerquen para acelerar el proceso de curación del ligamento», describe Andrés Valentí, especialista en Cirugía Ortopédica de la Clínica Universidad de Navarra.

La alternativa convencional en los casos que precisan cirugía pasaba por sustituir el ligamento desgarrado por un tendón extraído del propio paciente o de un donante. «El tiempo de recuperación del paciente con una u otra técnica es similar, quizá solo algo más corto. Pero al conservar el ligamento obtenemos bastantes ventajas: la recuperación es menos dolorosa porque no se extraen sus tendones, no se debilita la rodilla y mantenemos la sensibilidad profunda, lo que se conoce como propiocepción. Es decir, el paciente sigue sintiendo su rodilla como propia», explica Valentí.

Este cirujano, que se ha formado en Suiza para poder aplicar la técnica en España, resalta también cómo la nueva estrategia ha cambiado la filosofía del tratamiento de esta lesión tan común. «No quiere decir que sea la única fórmula para tratarlo a partir de ahora, sino que se ha abierto una nueva puerta para aprovechar la capacidad de cicatrización del ligamento», remarca.

No en lesiones crónicas

La técnica solo tiene pequeñas limitaciones. No se puede utilizar en lesiones crónicos y existe una ventana de oportunidad para aplicarla de tres semanas desde que se produce el daño. Tampoco sería útil en roturas muy aparatosas, en las que el ligamento está muy desgarrado, aunque esto suele ocurrir muy pocas veces, apunta Valentí.

Las escalas médicas que se aplican para medir el rendimiento de la nueva cirugía indican que la reparación consigue resultados tan buenos como el injerto y las que se utilizan para medir la satisfacción del enfermo confirman que los pacientes están más satisfechos con los resultados de la nueva técnica.

Solo 4 meses

Pacientes como Daniel, un joven de 29 años que se ha convertido en uno de los primeros pacientes tratados en Pamplona. Hace once años se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda jugando al fútbol y hace seis meses ha vuelto a sufrir la misma lesión en la rodilla derecha. En la primera lesión le operaron por el procedimiento convencional y ahora con la nueva técnica y puede comparar los resultados. «En la primera tuve bastantes problemas de infección y rechazo que me obligó a estar un año y medio sin jugar al fútbol. Con la segunda cirugía, a los cuatro meses ya estaba en el gimnasio, subido en la bicicleta y corriendo».

El ligamento cruzado anterior es fundamental en el control y estabilización de la rodilla. Las lesiones son frecuentes en personas que realizan deportes de contacto o los que exigen pivotar sobre la rodilla, como por ejemplo, el fútbol, el esquí o el baloncesto.

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