CARLOS FERNÁNDEZ PEREIRA, ENFERMERO ESPECIALISTA EN ENFERMERÍA DEL TRABAJO
Ourense, jueves 28 de abril de 2022.- En España hay casi 20 millones de personas trabajando (40% de la población) y, sin embargo, todavía no existe conciencia social sobre la importancia de la salud laboral. Para buscar la raíz del problema debemos poner la mirada en la propia administración pública, que históricamente no ha considerado prioritario velar por la seguridad, salud y bienestar de su población trabajadora: la media de plazas de Enfermería del Trabajo convocadas entre 2012 y 2022 es de 35,36; en Galicia, la situación es crítica, con 0 plazas en el mismo periodo de tiempo. “Con este panorama no es de extrañar que en los últimos años algunos profesionales de enfermería gallegos decidan trasladarse a otras comunidades autónomas para desarrollarse como profesionales de Seguridad y Salud en el Trabajo”, explica Carlos Fernández Pereira, enfermero especialista en Enfermería del Trabajo, que desarrolla su actividad laboral en una importante empresa de la provincia, y presidente de AETGa (Asociación de Enfermería del Trabajo de Galicia).
“La carencia de enfermeros especialistas en Enfermería del Trabajo está agravada en Galicia porque desde las instituciones no se apuesta por la formación de profesionales en Salud Laboral ni en la creación y consolidación de plazas. En el año 2009 se publicó el programa formativo de la especialidad y todavía no se ha creado la unidad docente de EIR del Trabajo, como sí se ha hecho en otras comunidades autónomas”, explica Fernández Pereira.
Pero, ¿por qué no se ha desarrollado entonces esta unidad docente? “Supongo que por motivos de ajustes presupuestarios y por la falta de una cultura de seguridad y salud en el trabajo de nuestros dirigentes, que desconocen la importancia y repercusión que tiene la Salud Laboral en la sostenibilidad de los servicios de salud. Es necesario, para el futuro de la profesión, que se creen en Galicia unidades docentes de Enfermería del Trabajo. Los MIR y los EIR deberían rotar juntos a lo largo de la preparación de la especialidad porque en el futuro deberán gestionar juntos las Unidades de Salud Laboral, ya que sus perfiles profesionales son complementarios: la visión de la Medicina del Trabajo, centrada en la prevención y gestión de las patologías de origen laboral, y la de la Enfermería del Trabajo, basada en la promoción de la salud y en alcanzar el mayor grado de bienestar físico, mental y social en el trabajo”.
Las principales causas de accidente laboral mortal en 2020 en España fueron los infartos y derrames cerebrales, seguidos de los accidentes de tráfico, siendo estos últimos, además, los que representaron la mayoría de las lesiones leves y graves. “Estos datos ponen de manifiesto la importancia de que en los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales (SPRL) trabajen más especialistas en Enfermería del Trabajo, liderando programas de promoción de la salud entre los trabajadores. De esta forma, podríamos reducir los factores de riesgo modificables y disminuir así la prevalencia de enfermedades cardiovasculares en la población trabajadora. Con respecto a los accidentes de tráfico, podemos aplicar cuestionarios específicos para detectar si algún trabajador tiene un problema de salud que suponga un factor de riesgo para la conducción de vehículos o maquinaria e implementar campañas de formación en conducción segura. Si se permitiese a la Enfermería del Trabajo desarrollar sus competencias plenamente, podríamos evitar una parte importante de las lesiones y muertes en el trabajo”, explica el enfermero especialista.
Tal como recoge la Orden SAS/1348/2009, de 6 de mayo, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Enfermería del Trabajo, “el enfermero del trabajo debe estar preparado para colaborar en la recogida sistemática de datos sobre problemas específicos de salud, realizando su análisis e interpretación para ser usados en la planificación, realización y evaluación de acciones posteriores”. Carlos Fernández Pereira trabaja en esta línea: “Los enfermeros del Trabajo estamos capacitados para recoger, analizar e interpretar datos que evalúen el estado de salud de los trabajadores y proponer acciones de promoción de la misma. A través de ciertos parámetros recogidos en los exámenes de salud, como la presión arterial, la talla o el perímetro abdominal, puedo analizar el riesgo que existe dentro de mi población trabajadora de padecer síndrome metabólico, y actuar en consecuencia. La vigilancia de la salud individual de los trabajadores es clave para realizar una correcta vigilancia de la salud colectiva que oriente las acciones preventivas de los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales”.
Que las empresas apuesten por la salud laboral tiene múltiples beneficios para los propios trabajadores, como el envejecimiento saludable: “Estoy convencido de que si desde los SPRL de las empresas, públicas y privadas, apostasen por reforzar la salud laboral, sus empleados alcanzarían el final de su vida profesional con menos problemas de salud y unos hábitos de vida saludables que mantendrían durante su jubilación. Sin duda, esto repercutiría de forma importante en los cuidados que vayan a necesitar cuando envejezcan”.
En definitiva, tener unos trabajadores sanos y con una cultura fuerte en salud laboral tiene beneficios para la empresa (disminución de la siniestralidad, mejora del clima laboral, aumento de la productividad, etc.), pero para observar cambios tenemos que poner la vista en el largo plazo, algo que no todas las compañías están dispuestas a hacer. Los servicios de prevención de las distintas administraciones públicas se caracterizan, denuncia Fernández Pereira, por Unidades de Salud Laboral “inexistentes o infradotadas. En muchos casos no se cumplen las ratios, lo que dificulta que el personal que trabaja en esas unidades pueda hacer poco más que apagar fuegos. Si desde la propia gerencia pública no se apuesta por la seguridad y salud en el trabajo, es imposible crear conciencia al respecto en el seno de la sociedad”.
Llegados a este punto parece difícil rebatir que la apuesta empresarial por la salud laboral no tendría más que beneficios: “Si algo hemos aprendido de la pandemia es que las administraciones públicas y la empresa privada deben apostar conjuntamente por la salud laboral de la población. Estoy seguro de que a corto plazo ayudaríamos, por ejemplo, a descongestionar la Atención Primaria y, a largo, contribuiríamos a la sostenibilidad del sistema sanitario, normalizando la adherencia a hábitos de vida saludable y al autocuidado”, valora el enfermero que, como trabajador de una empresa privada, ha sido testigo de primera mano de la reacción del sector: “Las compañías que disponían de servicios de prevención propios con Unidades de Salud Laboral bien dotadas han gestionado de manera más ágil y eficiente los efectos del covid en la seguridad y salud de sus trabajadores. Los trabajadores me comentan que durante la pandemia se sintieron más protegidos en el entorno laboral que en el extralaboral”.
A pesar de que los enfermeros de las Unidades de Salud Laboral han estado durante los dos últimos años en primera fila, cuidando de los empleados de sus empresas, sienten que se les ha discriminado: “A los profesionales sanitarios de Salud Laboral no se nos incluyó en los grupos de vacunación con el resto de profesionales de enfermería del Sergas, es algo vergonzoso. No estábamos considerados personal de riesgo a pesar de estar realizando pruebas diagnósticas de covid”.
La clave para luchar contra esta situación, valora este profesional, es conseguir dar valor y visibilizar el trabajo de los enfermeros especialistas, así como su repercusión en la salud poblacional: “Si una persona cambia sus hábitos alimentarios, de sueño, etc., vamos a participar también en la mejora de la salud de su pareja o sus hijos”.
La investigación y divulgación de los trabajos realizados por la enfermería son fundamentales para aportar valor a la profesión: “La investigación en Enfermería del Trabajo puede realizarse de manera aislada o en colaboración con servicios de prevención, técnicos o médicos, pero también con otras especialidades enfermeras, como Familiar y Comunitaria, Salud Mental o con las matronas. Podemos ayudar, desde nuestra especialidad, al desarrollo científico de la profesión. Debemos esforzarnos en diseñar nuestras actividades incluyendo la investigación como una tarea más”.