Loli Fernández, supervisora de Enfermería de Oncología: "Es importante que la sociedad deje de asociar el cáncer con una sentencia de muerte"

 

 

Ourense, viernes 4 de febrero de 2022.- Cada 4 de febrero desde el año 2000 se celebra el Día Mundial Contra el Cáncer, una enfermedad que en nuestra provincia suma alrededor de 2.000 pacientes cada año.

Como para todos los pacientes, los cuidados enfermeros son clave a la hora de acompañar al enfermo oncológico a lo largo de su enfermedad. Cobra aquí una especial importancia el apoyo psicológico, ya que en muchos casos el paciente, y también su familia, encuentran en la enfermera la ayuda y fuerzas necesarias para afrontar el diagnóstico y la batalla contra el cáncer. 

Lo sabe de primera mano Loli Fernández, que atesora una experiencia de más de 20 años como supervisora de Enfermería de Oncología en el CHUO: “Como no es una especialidad, en muchas ocasiones las enfermeras acabamos en Oncología por casualidad, pero yo encontré en esta unidad mi vocación".

¿Cuál es el papel de la enfermería en el cuidado del enfermo oncológico?

Es complicado y a veces puede resultar muy difícil. Lo que sí hemos percibido en los últimos años es que la Enfermería Oncológica se ha ido desarrollando y cada vez asumimos más roles: empezamos a ver enfermeras gestoras de casos, hay más consultas enfermeras en oncología y también se nos ve en las consultas de consejo genético. 

Desafortunadamente esta realidad todavía no se ha instaurado en España, nos queda mucho camino que recorrer. Lo que tenemos claro es que queremos conseguir esos avances para la enfermería oncológica y estamos trabajando en esa línea.

Además de los tratamientos que estos pacientes necesitan, ¿cómo de importante es el apoyo psicológico por vuestra parte?

Muchísimo. Los pacientes oncológicos acostumbran a ingresar varias veces y establecen un vínculo y una dependencia de las enfermeras, auxiliares, oncólogos… De toda la unidad. 

¿Acuden a vosotras también las familias en busca de apoyo?

La idea es precisamente esa. La finalidad de la enfermería oncológica, en la unidad de cuidados, son el paciente y su familia. Cada unidad familiar tiene sus circunstancias y necesidades, pero hay casos que cuando ingresa el enfermo oncológico habitualmente su cuidador o cuidadora está las 24 horas del día los 7 días de la semana a su lado durante todo el tiempo que esté ingresado. 

El apoyo psicológico en la unidad es básico a todos los niveles: pacientes, familias y personal sanitario. 

¿El tipo de dolencia y la cercanía al paciente y a su familia hacen que esta sea una unidad especialmente dura para los profesionales?

Cada paciente requiere unos cuidados y un tratamiento concretos, pero lo más importante es la comunicación, relacionarnos con ellos y ayudarles a gestionar sus emociones, pero también las nuestras. Son situaciones muy complicadas que a nosotras, como enfermeras, creo que nos pasan más factura.

Cuando empiezas a trabajar en una unidad como esta te hablan de la empatía, de intentar separar la parte emocional y la profesional. Después de tantos años trabajando con pacientes oncológicos y en cuidados paliativos todavía no he conseguido encontrar ese equilibrio. 

Aquí hemos vivido todo tipo de situaciones, desde bodas a recibir a notarios para las últimas voluntades y eso indudablemente te marca. Hay pacientes que no se olvidarán en la vida, que puedes decir su nombre y apellidos después de años y años, y lo mismo ocurre con sus familiares.

No todos los casos afectan de la misma forma, pero siempre hay alguien con quien acabas teniendo una implicación emocional: personas jóvenes, pacientes que se encuentran en situaciones familiares complicadas, diagnósticos muy recientes… 

Estáis muy cerca del paciente, supongo que el miedo es la primera emoción que sienten ante un diagnóstico. ¿Qué otras emociones afloran en los pacientes que padecen cáncer?

Hay numerosos estudios que identifican una serie de fases por la que pasa el paciente tras el diagnóstico, pero la realidad es que cada persona afronta la enfermedad de forma diferente y que las emociones van fluctuando en función de la evolución del cáncer.

Ira, enfado… Es normal, así reaccionaría cualquiera de nosotros: te enfadas con la vida. Nos encontramos con pacientes de 65 años, recién jubilados: “Ahora que por fin podía empezar a disfrutar de la vida, me viene esto”; personas con treinta años, veintipocos… Por eso es fundamental comunicarnos con ellos, aprender a gestionar sus emociones y las nuestras, porque es una enfermedad a la que nos vamos a enfrentar cada vez más. Cada vez tenemos más pacientes y la media de edad está bajando a un ritmo atroz.

¿Habéis notado un incremento en el número de cánceres detectados o en su gravedad cuando se descubren como resultado de la pandemia?

El covid nos está pasando factura. En planta nos encontramos con la enfermedad en fases más avanzadas, en mayor número y en gente más joven.

Influyeron muchos factores: se dejaron cribados, teníamos más miedo de acudir al médico y estábamos centrados en luchar contra el virus. No quiero decir que en el grueso de los casos hubiese significado una diferencias, pero hay cánceres que de haberlos diagnosticado hace 1 año el pronóstico habría sido distinto.

¿Cuál es el tipo de cáncer con más incidencia en la provincia?

Los tres más prevalentes son el de pulmón, el de mama entre las mujeres, y están repuntando los tumores digestivos, como el colorrectal o el de hígado.

¿Y cuál tiene un mayor riesgo de mortalidad? Parece que siempre hemos asociado el cáncer de páncreas como uno de los que tiene un peor pronóstico.

Se ha evolucionado mucho en el tratamiento del cáncer y a día de hoy un cáncer de páncreas no es lo que era hace 5 años.

Quizás la ventaja de esta enfermedad con respecto a otras es que al afectar a una parte importante de la población se tiende a apostar por su investigación y debe seguir siendo así para conseguir reducir la mortalidad asociada al cáncer. Los sanitarios queremos creer que el cáncer será una enfermedad crónica, con la que se pueda tener calidad de vida.

También es importante que la sociedad deje de asociar el cáncer con una sentencia de muerte. Los datos que manejamos a día de hoy sobre el cáncer de mama, por ejemplo, son optimistas: el índice de supervivencia oscila entre el 80-85%. Lo mismo ocurre con los cuidados paliativos, ya que la población los sigue relacionando con pacientes terminales y no siempre es así: los cuidados paliativos se centran en mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Los pacientes con cáncer suponen la inmensa mayoría de los que reciben cuidados paliativos. ¿En qué momento comienza este tipo de atención: desde el diagnóstico o cuando el pronóstico no es bueno?

El problema es que los cuidados paliativos deberían empezar antes. Por desgracia, la mayoría de los pacientes que se derivan a cuidados paliativos tienen un pronóstico de vida corto, inferior a 6 meses, pero debería abordarse con anterioridad.

En Ourense los pacientes oncológicos representan el 99% de los que reciben este tipo de cuidados, pero el problema es que no solo deberían estar enfocados en estos pacientes. Sin embargo, una parte positiva de esta cifra es que en nuestra provincia, como la práctica mayoría de los pacientes de paliativos son pacientes con cáncer, los profesionales sanitarios somos los mismos y la transición de oncología a paliativos es más sencilla. En cualquier caso, es necesario hablar sobre la muerte y sobre cómo queremos morir, que es una cuestión que nunca nos planteamos y eso significa que hay algo que no estamos haciendo bien. Nos sigue costando asumir que la muerte es una parte de la vida.

¿Cómo de importante es la promoción de la salud en la prevención del cáncer?

Es importante como también lo es para otras patologías, como a nivel cardiovascular. Hay que educar desde la infancia, la labor de promoción en hábitos de vida saludables es importante tanto niños y niñas como en adultos. 

Todos hemos escuchado la típica frase “Puedes tener cáncer de pulmón y no haber fumado en la vida”, y es cierto, pero evidentemente cuántos más boletos compres más posibilidades tienes de que te toque.

¿Es necesaria una especialidad de enfermería en oncología? ¿En qué redundaría eso?

La especialidad de Enfermería Oncológica para mí es básica, pero esta reivindicación no es fácil de lograr, lo viví en primera persona cuando fui vocal de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica.

Lo que está claro es que es fundamental; diferentes estudios avalan que el cuidado de los pacientes mejora con una Enfermería oncológica correctamente desarrollada, por eso tiene que haber alguna forma de conseguir que las profesionales que trabajamos con este tipo de pacientes tengamos una categoría especial, por todo lo que implica. Si nos fijamos en el tipo de formación que demandamos las enfermeras de Oncología es totalmente diferente a la de otras unidades. Y en este sentido la formación es clave, especialmente en el tema de la comunicación que hablábamos antes: buscamos la forma de que esa implicación emocional no nos tanta pase factura.

Tenemos una trabajadora social y una psicóloga que nos ayudan mucho, pero no tienen dedicación exclusiva a Oncología, y eso sería lo ideal. Pero, de momento, tenemos que trabajar con los recursos que tenemos a día de hoy para ofrecer a nuestros pacientes el mejor cuidado.


Imprimir  
Usamos cookies

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su consentimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a las de OCE OURENSE que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.