Miguel Tomé, enfermero de Atención Primaria: “Con la prescripción conseguimos el respaldo legal para una práctica habitual en el día a día”

Estudios internacionales han evidenciado que la prescripción enfermera va asociada a un mejor cuidado de los pacientes y a un incremento de la eficiencia de tiempo y recursos. Pero también supone un reconocimiento acorde a la responsabilidad de las enfermeras en el ejercicio de su actividad profesional. Después de más de una década de lucha por este derecho, las enfermeras gallegas podrán prescribir medicamentos a sus pacientes

 Ourense, 18 de agosto de 2021.- Con motivo del inicio de la regulación de la acreditación que permitirá finalmente prescribir a las enfermeras en Galicia hablamos con el enfermero Miguel Tomé, que ha dedicado prácticamente toda su carrera profesional a la Atención Primaria, especialmente en el rural, además de formar parte de la Junta de Gobierno del Colegio de Enfermería de Ourense, primero como secretarío y ahora como vocal. Tras 35 años en activo, la gran mayoría de ellos en Verín, desde hace cuatro trabaja en el Centro de Saúde de Riós, localidad en la que se siente uno más, totalmente integrado: ”Yo me jubilo aquí”.

Periodista: Después de tantos años dedicados a la profesión, ¿cómo valora la evolución de la Enfermería en este tiempo?

Miguel Tomé: Soy optimista. Creo que cada vez se consiguen más cosas, se han dado pasos importantísimos. Personalmente espero que en un futuro la Enfermería en general, y la Atención Primera en particular, coja el espacio que le corresponde, que se asiente y que la manera de trabajar sea cada vez más reconfortante, desde el punto de vista profesional.

P: ¿Qué tiene la AP para que haya dedicado prácticamente toda su carrera a esta rama de la Enfermería?

M.T.: Me pareció que por características personales era el espacio, dentro de la profesión enfermera, donde podía aportar más cosas a la gente y donde iba a poder sentirme más pleno.

P: ¿Tiene que ver con la mayor cercanía con el paciente?

M.T.: Sí. Además, a nivel rural esa cercanía es mayor, es una manera mucho más amable de trabajar. Llevo en Riós cuatro años y me siento un miembro más de esta comunidad. Se aprecia en muchos aspectos. Por ejemplo, tengo dos días a la semana para hacer los domicilios, algunos vecinos lo saben y me piden amablemente si puedo llevarles algo de paso.

La enfermería de Atención Primaria, la especialidad más beneficiada por la prescripción enfermera

P: El pasado julio en Galicia se reconocía finalmente, de forma oficial, el derecho a la prescripción enfermera. ¿Se notará esta autorización más en la Atención Primaria que en otras especialidades?

M.T.: Yo creo que sí porque es, posiblemente, la enfermería más autónoma a nivel de toma de decisiones. Entonces, en este sentido, es a la que seguramente le afecte más. Por poner un ejemplo, en enfermería quirúrgica -sin despreciarla para nada- se establecen unas pautas de actuación. Esa especialidad no va a tener la independencia que podremos tener nosotros en Atención Primaria. La enfermera quirúrgica tendrá menos margen porque hay un cirujano y un anestesista que toman esas decisiones. Las enfermeras que son educadoras diabéticas, por poner otro ejemplo, sí que van a notar esa autorización a la hora de tratar a sus pacientes, y posiblemente también aquellas profesionales especializadas en ostomías.

P: Sanidade establece un plazo de hasta seis meses para hacer las gestiones necesarias para permitir la firma electrónica de las enfermeras en las órdenes de dispensación. ¿En qué aspectos de su día a día intuye que habrá un cambio mayor?

M.T.: Pues con los pacientes polimedicados, por ejemplo. Yo llegaré a mi ordenador y analizaré caso por caso. Si veo que toma cinco medicamentos y se puede bajar a tres, lo haré. Otro quizás deba seguir tomando esa cantidad. Yo podría actuar sobre eso, siempre estudiando caso por caso.

P: Entonces, ¿todavía no ha notado la diferencia?

E: No, pero bueno, tengo que decir que los compañeros médicos con los que trabajo me facilitan mucho la labor. Hasta ahora, si iba a hacer un domicilio y el paciente necesitaba algo, le decía que fuese a recogerlo a la farmacia y después ya le comento al facultativo qué le he recomendado, siempre sabiendo hasta donde llega mi capacidad para hacer esto. Con la prescripción ya podré prescribir lo qué necesite, y ya está. De todas formas, ahora mismo todavía dependes de ellos pero a este nivel puedo decir que soy un privilegiado.

P: ¿Siempre ha contado con ese apoyo de los compañeros médicos?

M.T.: Sabes hasta qué punto tienes el respaldo de los facultativos. Cuando trabajaba en el Hospital de Verín, yo y muchos compañeros no llamábamos al facultativo a las cuatro de la mañana para ponerle un Primperán a una persona que estuviera con vómitos.  Se lo pones y al día siguiente se lo comunicas al facultativo para que oficialice esa prescripción. Evidentemente, si la situación es más grave, con vómitos que no cesan, tienes que solicitar su presencia. Si tienes los conocimientos y sabes qué está pasando con ese paciente, actúas y cuando esté el médico en el hospital, se lo comentas. Me consta que en muchos lados, no pasaba nada. Pero aunque es una práctica habitual en el día a día, tú como enfermero no tienes ningún respaldo legal para llevarlas a cabo. Con la prescripción, conseguimos esa garantía jurídica. Por eso tienes que saber con quién tratas, yo no me arriesgo sin tener la certeza de que ese médico después vaya a autorizar esa prescripción.

"Hay que actuar siempre con prudencia"

P: Como enfermero, ¿considera que cumplir a rajatabla la vieja ortodoxia habría repercutido de forma negativa en el paciente?

M.T.: Sí. Por ejemplo, en la vacunación de la gripe yo podría haberme negado a inyectar las dosis a los pacientes: “Como es un medicamento, y no está prescrito, no lo pongo”, y eso puede hacer colapsar la campaña. En el caso que poníamos antes, de hospitales comarcales pequeños que tienen a los facultativos extralocalizados, si tengo que llamar al facultativo a las cuatro de la mañana y esperar a que llegue para suministrarle un Primperán al paciente con vómitos, claro que repercute en el paciente. Pero, repito, hay que actuar siempre con prudencia.

P: Y el colectivo médico, ¿cómo reaccionaba ante este tipo de situaciones?

M.T.: Puedo hablar desde mi experiencia. Como yo lo viví, se impuso el sentido común y muchos facultativos han apoyado a la enfermería en este sentido. La respuesta de apoyo fue brutal.

P: El decreto para aprobar esta medida data de 2018, pero nos remontamos ya a 2005 para localizar los primeros debates sobre la necesidad de una nueva ley del medicamento. Dieciséis años después, ¿cree que esta medida llega tarde?

M.T.: Sí. Especialmente con respecto a otros países europeos donde la prescripción enfermera ha dado resultado.

P: Desde los COEs se ha hecho un esfuerzo sobresaliente por formar a las profesionales, que están preparadas para prescribir desde hace mucho tiempo.

M.T.: Sí. Se había creado una plataforma, yo creo que muy buena, desde que en 2009 el Congreso aprueba la prescripción enfermera. A partir de ese momento se decidió que todos los colegiados de España se formasen con la previsión de que habría un desarrollo real de la prescripción y estar así preparadas cuando llegase el momento. Desde el COE de Ourense nos implicamos totalmente, se hizo un esfuerzo por parte de la junta de gobierno de esta sede, pero también de muchas otras profesionales que estaban totalmente implicadas. Tanto en la anterior sede colegial, como en la actual, se hicieron cursos intensivos de formación para prescripción enfermera, bastante completos, nos solicitaban de todos lados la formación. Coincidió, además, con la apertura de la nueva sede, estábamos ilusionadísimos. Y, de repente, llega ese jarro de agua fría.

"Se nos criticaba porque supuestamente queríamos ser "minimédicos"

P: ¿Qué sucedió?

M.T.: En 2015, el Gobierno de aquel entonces publica el Real Decreto de la Prescripción Enfermera en el que se dan muchos pasos atrás, ya que finalmente no se reconocía la autonomía de las enfermeras para prescribir. Cogió por sorpresa a la gente que se había formado, los profesionales implicados, entre otras cosas porque se nos criticaba porque supuestamente queríamos ser “minimédicos”. Nada más lejos. Se nos concedía la prescripción autónoma en determinados productos como pañales. “Para la leche que da la vaca, que se la tome el ternero”. No era lo que estábamos demandando, para nada.

P: Además de que esta medida llega tarde con respecto a otras comunidades autónomas, ¿hay alguna otra desventaja?

M.T.: Desde la Administración se pudo haber dado una formación un poco más completa. Yo vi la que se estableció a través del Consejo de Enfermería y me parecía bastante más acertada. También se podrían haber desarrollado más las herramientas que después, dentro del sistema, utilizaremos las profesionales. Desde mi punto de vista, la podrían haber tratado con un poco más de mimo, de cuidado. Y eso tiene mucho que ver con el reconocimiento a la enfermería. En comunidades como Andalucía o Euskadi la prescripción enfermera la han desarrollado bastante más. Pero claro, empezaron mucho antes que nosotros.

P: Menciona que supone un reconocimiento a la profesión y también que se agilizará la asistencia al paciente. ¿Destacaría algún aspecto positivo más?

M.T.: La aplicación más importante, sin duda, es hacia el paciente. El que piense que tiene prurito porque puede prescribir, pues ya ves. Hay países donde la enfermera no coge una vía, si tú piensas que por coger una vía eres más que alguien, pues no. Para mí, la clave del asunto es la seguridad que le puedes dar al paciente, al margen de solucionar determinados problemas, que se van a resolver del mismo modo, pero que igual tardan un poco más de tiempo.

P: Esta medida, ¿ayuda a darle a la Enfermería el prestigio que se merece?

M.T.: Ayuda, sí. Desde luego, no resta. Este reconocimiento te da mucho más peso.

P: ¿Cree que hay consenso por parte de las enfermeras ante el reconocimiento de esta autorización como algo positivo?

M.T.: La enfermería es una profesión muy heterogénea. Hay gente que es más reacia, que tiene miedo, posiblemente por el hecho de cómo puede utilizar la prescripción, de lo que le puedan exigir… No se puede interpretar como una herramienta de desviación, de derivación, de la consulta de un facultativo hacia ti, en ningún caso.

P: ¿Existe el temor de que, ante la situación crítica que vive la Atención Primaria, se cargue más a las enfermeras aprovechando la instauración de la prescripción?

M.T.: La intención es que rememos todos a una y ser un equipo. Los facultativos van a tener su demanda, una demanda establecida, pero los dos vamos a tener consultas programadas. Entiendo que exista un poco de reticencia. Hace muchos años, cuando trabajábamos con las Cartillas de Largo Tratamiento, eran las enfermeras las que cubrían la receta de los pacientes para echarle una mano al facultativo. Aquello se desmadró y, evidentemente, las enfermeras se plantaron. La prescripción enfermera no está pensada para sacarle el trabajo a nadie, está para sentirte tú más pleno como profesional y para que haya más eficiencia. Aquí no se habla de recetar y prescribir de todo, se trata de establecer un control y que, cuando yo como enfermero haya llegado al límite de mis conocimientos, entonces derivaré al paciente.

"La atención de enfermería va a ser mucho más plena"

P: ¿En qué vamos a notar los pacientes la prescripción enfermera?

M.T.: La atención de enfermería va a ser mucho más plena, no vamos a tener que derivarte siempre al médico. Imagínate que viene un paciente con molestias al orinar, con unas décimas de fiebre… Hasta ahora, yo metía una tira de orina, la observaba y si tiene nitrito, tengo que derivarlo al facultativo. A partir de ahora lo que podré hacer es prescribir yo el Monurol, hacer un seguimiento del paciente: si veo que el problema persiste, le pido un cultivo. Hace años era impensable que un enfermero hiciera esto.

P: Galicia era, junto con La Rioja, la única comunidad autónoma que no había regulado la prescripción enfermera. Con esta normalización, parece que damos un paso para que haya un sistema sanitario equilibrado a nivel nacional. Hace unos días se hablaba del posible traspaso de la formación sanitaria especializada a Cataluña. ¿Supondría un retroceso para la sanidad española?

M.T.: Seguramente. Yo veo a día de hoy a compañeros enfermeros jóvenes que han hecho la especialidad de enfermería de Primaria y me fascina la formación que han recibido, el manejo que tienen. Es un auténtico lujo. El Estado tiene ahora a gente muy formada, tanto a nivel de enfermería como médico, y todo esto beneficia, claro, al paciente al que se va a atender. Debemos ayudar a estas compañeras a que se desarrollen en el sistema sanitario, que sigan formándose, para el día de mañana tener un lujazo de sanidad pública.

 P: ¿Hubiese agradecido un EIR como el actual?

M.T.: Sí, sin duda. Tengo compañeros que han recibido una formación magnífica. Y el resto, los que hemos querido, nos hemos preocupado de seguir aprendiendo a lo largo de los años, la clave es tener interés. La enseñanza ha cambiado drásticamente. Cuando yo estudié los planes de estudios eran muy dispersos, hoy ya están más homogeneizados, la disciplina también es más amplia, con cuatro años de estudios. Sin duda, la formación se ha desarrollado y está mucho mejor.

 P: Para terminar, ¿qué otras reivindicaciones están en el horizonte para la Enfermería?

M.T.: Yo creo que la más importante es el reconocimiento del grado de Enfermería. En este momento estamos en un limbo. Las enfermeras nos hemos formado, desarrollado en nuestros puestos, trabajado mucho, tenemos conocimientos, un buen currículum, y cada vez asumimos más responsabilidades. Por todo esto, es normal que queramos que nos reconozcan como las profesionales que somos. Un ejemplo. Hace dos semanas, recibí un documento de Sanidad después de haber realizado dos pruebas diagnósticas de la Covid-19 en la que había que cubrir el nombre del paciente y del “practicante”. Evidentemente, me negué. Que un organismo oficial no te reconozca como enfermero, es insultante. Además, es el propio sistema el que me ha formado como enfermero, que me relegue a algo que no soy, no puede ser. Reconózcannos como las profesionales que somos.


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